Lo que algunos quizá no sepan es que la escena final fue una idea de Alexandra. Si, con catorce años tuvo esa brillante idea y Lukas fue lo suficientemente inteligente como para hacerla caso.
El final mejora exponencialmente incluyendo la referida escena, pues sirve para atenuar el tan hollywoodiense “happy end” que hubiese sido no incluirla. No digo que la escena del cuarto de baño y la salida del mismo no sean momentos magníficos pero necesitaban de una escena así para complementarlos y conseguir un final redondo.
Años después Alexandra Dahlströn fue asistente del director en “Lilya 4-ever” también de Moodysson. Y es que a parte de saber ruso, estaba claro que Alexandra podía ser una asistente muy funcional.